He estado leyendo el libro de la biografía de Antonio Pérez (secretario
de Felipe II) y nombra repetidamente a Bubierca y a la familia de los Mesa
vecinos de Bubierca.Con esto
podemos ampliar un poco lo que en su día ya se escribió sobre los Mesa.Voy
a intentar transcribir con mis palabras lo que D. Gregorio Marañón (autor del
libro), cuenta en esta biografía.
Nuestra historia se sitúa
en la España delaño 1578
cuandoreinaba Felipe II y la corte
estaba llena de intrigas, espías, negocios sucios y asesinatos, (ósea, como
ahora)
Parece ser que en aquellos tiempos en Bubierca vivía la familia de los
Mesa y en el libro se nombra a Juan de Mesa, a Gil de Mesa a Mosén Juan de Mesa
que era el capellán de la iglesia de Bubierca y a otro clérigo que se llamaba
Mosén Gil de Mesa.Dicen de la
familia de los Mesa, que eran aragoneses, hidalgos modestos, muy fueristas y
afectos a la causa de de su pariente lejano Antonio Pérez (secretario del Rey).Parece
ser que esta familia estaba repartida entre Molina y Bubierca.
Bueno, pues el secretario de Felipe II, Antonio Pérez, de ascendencia
aragonesa, posiblemente de Monreal de Ariza, perpetro el asesinato de Juan de
Escobedo que era el secretario de D. Juan de Austria, hermanastro de Felipe II,
para esto, contrato a un grupo de
asesinos que acabaron con la vida de Escobedo en Madrid el 31 de Marzo de
1578.Entre estos asesinos aparece
Juan de Mesa; pero del que más se habla en el libro, es de Gil de Mesa y
así es como lo describe:
Dice que era uno de los principales secuaces de Antonio
Pérez, fue Gil de Mesa, un tipo
interesante, mezcla de defectos y de virtudes extremos; y dominándolo todo una
irrefrenable simpatía; muy dentro de la tradición española.
Gil estuvo, aquellos días
anteriores al asesinato, en Madrid
y asistió a la cena, en la posada en que se tramó la fuga de los asesinos al día
siguiente del crimen, entre ellos de su tío Juan de Mesa.
Pronto se esparció por todo Madrid, el rumor de la implicación de Antonio
Pérez en el asesinato de Juan de Escobedo y Felipe II, al darse cuenta de la traición de su secretario,
mando su detención, que se produjo el 28
de Julio de 1579.
Tras unas serie de entradas y salidas en la cárcel, en abril de 1590, Antonio Pérez, ayudado
por su esposa y después de que nuestro singular vecino de Bubierca Gil de Mesa
preparará con una audacia singular la fuga de la cárcel de Madrid, huyo a
Aragón donde se acogió a los Fueros Aragoneses.
A Gil se le describe como un hidalgo sin blanca, que se aburría en su
pueblo, añorando la vida aventurera de los Países Bajos.
El Conde de Luna le llama “hombre de pecho animado y muy
atrevido”, había sido Alférez en Flandes, y, por lo tanto, la lección de la vida
heroica y desaprensiva se la sabía de memoria.Sin grandes escrúpulos ante la fruición
de la aventura y poco afecto a la hegemonía castellana, se lanzó con entusiasmo
a la defensa de Antonio Pérez, aplicando, a la mala causa, sus efectivas
virtudes de valor, audacia y fidelidad.
Así era Gil de Mesa en lo moral.En lo físico, uno de esos aragoneses
enjutos, broncos y tan moreno que debía dar miedo verle, pues la primera vez que
se presentó al Condestable de Francia, para llevarle una carta de Antonio Pérez,
éste se creyó obligado a prevenir al caballero francés, para que no se asustara
al verle.
Los recursos que nuestro amigo Gil, que apenas hablaba, eran
extraordinarios.Como he dicho
antes, él fue, el que preparó y ejecutó la fuga de
Antonio Pérez de la cárcel de Madrid.Nadie le igualaba en el arte de comprar guardianes, de comunicar
secretamente con los presos, de pasar disfrazado ante la Justicia, de sacar el
molde de una llave, de quebrantar una reja y de salir a uña de caballo cuando
había terminado un negocio; sin que le importara, si la ocasión lo requería,
despachar de una estocada o de un tiro a quien se le pusiera por delante.Allí donde él estaba, era el jefe. “Gil de Mesa siempre
llevó la guía”, escribía Luna.
En la huida de Antonio Pérez desde Madrid a Zaragoza, pararon en
Bubierca, el pueblo de los Mesa, donde se acogieron en la casa de Mosén Juan de
Mesa, otro tío de Gil, Capellán de la iglesia del pueblo.En Bubierca se reunió una escolta de
unos veinte hombres armados que le acompañaron hasta Calatayud.
También fue Gil de Mesa, nuestro vecino, el principal organizador de los
motines de Zaragoza.Al Marques de Almenara le dio la primera estocada enla cabeza.El día 24 de Septiembre, armado de un arcabuz, dirigió
el ataque principal contra la tropa en la plaza del Mercado.En los sitios más crudos de la refriega
se le vio, seguido de sus incondicionales, peleando como un león.Nada da idea de su carácter atolondrado,
apasionado, altivo y sudureza al
defender la actitud suya y la de sus amigosal atacar a los contrarios.En una palabra, que aunque la causa por la
que peleara no fuera muy noble, no podemos dejar de ver que era un tío duro y
valiente.
Un Bubiercano afrancesado.Una vez que Antonio Pérez consiguió huir
e instalarse en Francia, Gil de Mesa es su compañero inseparable, sirviéndole de
agente en todos sus negocios con el Rey y con los grandes y pequeños señores de
la Corte francesa.Llevaba cartas
al Monarca; era visitante asiduo del Señor de Varenne y de Incarville, que le
hizo varios favores.Pérez le
consiguió un nombramiento de Gentilhombre de Enrique IV y esto le permitía
entrar y salir en todos los palacios y servir fácilmente a su señor.Por lo menos,
durante algún tiempo, cobró del Rey de Francia una pensión de 4.000
escudos.
La nativa rudeza de Gil debió afinarse en la Corte de Francia.Allí aprendió a la perfección el estilo
de escribir cartas, también tuvo la delicadeza de mandar hacer, por su cuenta,
un retrato de Antonio Pérez, de gran tamaño, para enviárselo a sus hijos.En Gil de Mesa fue en el que más se
apoyaba Antonio Pérez, ya casi invalido, en sus últimos paseos a las iglesias
vecinas.Y era él, el que le servia
de compañía en las largas horas de soledad, cuando la parálisis de Pérez le
impedía salir. Él fue finalmente, el que redactó, por cierto con hermosa letra,
la declaración católica y monárquica del moribundo; y si la firma de Pérez, en
este documento, está falsificada por Gil, como dijeron los Inquisidores, hay que
reconocer que sus aptitudes imitativas sobrepasaban lo
común.
Después de la muerte de Antonio no volvemos a tener
noticias del fiel aragonés.No he
encontrado rastro de su nombre en ninguno de los impresos y documentos de
la época.Lo probable es que
terminase su vida en Francia, pues no figura en las gestiones para el indulto de
sus compañeros de fatigas.Vivía, al parecer,
contento en París, llevando siempre sobre sí un talismán que le había dado un
Carmelita que, según él, le preservó de todo mal en sus andanzas por España y
por el extranjero.
Evidentemente, este arriscado aragonés se volvió cuerdo a partir de su
huida de Aragón.Le cambió la vida
de París.A poco de pasar la frontera ya no se habla de
sus aventuras, sino sólo de sus idas y venidas, llenas de formalidad, como
emisario de Pérez y como cortesano del Rey de Francia.
El Fiscal de la Inquisición de Zaragoza, en un violento alegato, en 1614,
le llamaba todavía, despectivamente, “persona facinerosa y desgarrada”.Tal vez lo fue en
su juventud; pero siempre tuvo, hasta en sus peores aventuras, el acento grave
que anuncia una equilibrada madurez.
Como el amor es el que suele hacer estos milagros, no hay inconveniente
en imaginar que el cetrino mancebo, con alma de bandido generoso, encontró en
Francia a una mujer que le hizo entrar en razón y adaptarse definitivamente a la
vida de un tranquilo parisién.
Ya veis amigos que hemos tenido un gran aventurero y espadachín en
nuestro pueblo.En nuestros tiempos
actuales, no se si hay en Bubierca algún descendiente de los Mesa, no se si hay
algún apellido Mesa por nuestro pueblo; pero lo que sí que podemos ver en el
documento que aportó mi prima Reyes del censo de Bubierca en el año 1495, que sí
que aparecen los apellidos Mesa(Mosén Joan de Mesa y Miguel de Mesa).Esta claro que nuestro aventurero Gil de Mesa
( sobre 1560) era descendiente de estos anteriores.