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Bubierca

Página no oficial de Rodolfo Lacal

Un relato de Bubierca de 1920
 
Actualizada el 10 de octubre de 2011
 
El 15 de abril de 1920 se publicó en El Heraldo de Madrid el relato que transcribo a continuación.
 

Algo de todo

 

Bubierca

 

Hace pocos días, durante un paseo por la vega de Alhama de Aragón, llegamos hasta el pueblo de Bubierca.

 

Sobre unas lomas se levanta el caserío, agarrado a las rocas, para mejor tenerse en pie. La vía férrea y el río llegan en amigable intimidad hasta los aledaños. El río tuerce a la derecha, deslazándose suave, silencioso, entre huertas de guindos, perales, cerezos y manzanos en flor y el camino de hierro, con audacia y valentía atraviesa el pueblo por su base, pasando un túnel y gana victorioso la otra vega, también en plena hermosura primaveral.

 

Preside el pueblo, desde la cima de una de las lomas, la ermita de la Virgen de la Esperanza, construcción sencilla, de torre baja, ruinosa, expuesta a todas las inclemencias de las lluvias y de los vientos.

 

Las calles son tortuosas, en pendiente y convergen a la plaza, donde está la iglesia, edificio sin importancia artística aparente. Algunos chiquillos juegan por las calzadas y en rincón soleado, tres viejas enjutas, de caras amarillentas, de ojos inexpresivos y tristes, charlan y hacen calceta.

 

Recorremos las calles desiertas, de viviendas pobres, de un piso, en su mayoría cerrados. Un silencio inquietante, reina por doquiera. Comenzamos a sentir una pena inexplicable . La soledad, del pueblo, nos impresiona con angustia. Las casas están cerradas, -pensamos para sentir algún consuelo- porque sus moradores , gente labradora, pasarán el día en el campo. Y para sacudir nuestra preocupación, nos dirigimos al acantilado de la carretera y dejamos vagar la mirada por la vega, que es un himno de luz, maravilloso de belleza.

 

Nos fijamos en las laderas de los montes cercanos, de rocas abruptas. Ninguna mata, ni un árbol, las decora. Su desolación sombría, áspera, vuelve a darnos la sensación dolorosa de antes. Un viejecito confidencial, que parece adivinar nuestros pensamientos y que tiene ganas de charlar con cualquiera, se aproxima y nos dice: "¿Ve usted esos montes pelados, sin una cepa? Pues hace unos años eran la mayor riqueza del pueblo. Las viñas los poblaban, pero la filoxeera, ¡maldita sea!, las destruyó para siempre.

 

Charlamos con el viejecito un rato, y por él sabemos que la propiedad esta concentrada en manos de dos o tres familias en Bubierca; que, por falta de dinero, a los pobres que perdieron sus vides les fue imposible reponerlas, y que, acosados por el hambre, emigraron a otras tierras en busca de pan, principalmente a Francia, de donde no han vuelto. ¡Tragedia campesina, dolor de la honradez desgraciada, éxodo resignado del trabajo en derrota, base de toda prosperidad!

 

Nos alejamos del pueblo con asco y con resignación, indiferentes ya a las maravillas de la Naturaleza, como  debieron marcharse las familias que un día cerraron sus casas y dejaron apagar la lumbre del hogar, quizá para siempre.

 

Bubierca es un pueblo paralítico, pobre, de cerca de 100 casas, sin moradores.

 

Y un pueblo representativo dentro de la emigración general española.

 

Porque en las viviendas un día felices, ahora reinan las alimañas.

 

V.A.

 
No me resisto a comentar el contenido del relato. Pero antes deciros que podeis leer el relato original en la tercera columna de la segunda página del diario en el siguiente link de la Hemeroteca Digital de la Biblioteca Nacional de España:

http://hemerotecadigital.bne.es/datos1/numeros/internet/Madrid/Heraldo%20de%20Madrid,%20El/1920/192004/19200415/19200415_00000.pdf
Comentarios que se me ocurren (si alguien tiene alguno más puede escribirme y lo añado):
  1. Esta es otra demostración de que la historia es cíclica. El viejecito habla de montes llenos de vides que se quedaron pelados por la filoxera. Tambien se habla de tener que emigrar. Esos montes volvieron a estar llenos de vides, cerezos, almendros, etc. en los años cuarenta y cincuenta y de nuevo se volvieron a pelar, en ese caso debido a la falta de oportunidades y la necesidad de emigrar. Y hoy en día da pena ver la vega abandonada...
  2. Emigraron a Francia, una interesante información.
  3. Lo de que se fueron con asco suena feo, la verdad. Un poquito exagerado.
  4. Al parecer la ermita siempre ha tenido aspecto ruinoso, qué pena. Ahora luce mejor, aunque nunca la torre estuvo del lado en el que se ha reconstruido. Pero ese es otro tema ...
  5. Discrepo de la opinión de que la iglesia no tenía "importancia artistisca aparente". La torre era hermosa. Por cierto en breve pondré nueva información detallada sobre cómo era.
  6. Muy buena la referencia a que la propiedad estaba concentrada en manos de dos o tres familias. Quizás es la razón por la que Bubierca nunca se desarrolló de la misma forma que sus vecinos Alhama y Ateca a pesar de encontrarse ubicada en una zona de paso crucial entre la meseta y el valle del Ebro. Solo hay que ver que pasa el ferrocarril convencional, el AVE, la antigua Nacional II y la Autovía de Aragón. Se me viene a la cabeza la jota del perro del hortelano ...
 
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