Bubierca
Página no oficial de Rodolfo Lacal |
Quien haya leído la página sobre "Los Aragoneses" sabrá a qué me refiero
con el título que le he dado a ésta. A los bubiercanos, como buenos aragoneses
que somos, nos hierve la sangre a poco que nos provoquen. Bien es cierto, sin
embargo, que igual que "subimos como la espumita" — expresión que usa mi esposa
(que es argentina) cuando me enfado —, bajamos igual de rápido y se nos pasan
los malhumores rápido.
Ello no quiere decir que en ocasiones no se llegue a situaciones
peligrosas y se generen peleas que, como veremos a continuación, pueden
desembocar hasta en muertes violentas.
Las causas de esas peleas son variadas. Predominan, sin duda, los asuntos
de amoríos, a los que me dedicaré en otras páginas. Hoy me centraré en aquellas
peleas originadas por otras disputas.
La primera que traigo se publicó en El Liberal del 28 de diciembre de
1879 y es muy escueta:
Ha
sido preso en Bubierca (Zaragoza) un vecino que dió de puñaladas a su padrastro
y causó varias heridas a su propia madre.
Eso es todo. Por la fecha llegué a pensar que igual era una inocentada.
Pero no. La misma noticia, algo mejor explicada, la encontré en el diario La
Unión del 28 de diciembre de 1879:
La
guardia civil del puesto de Alhama ha detenido a un vecino de Bubierca, que
hirió a su padrastro y a su madre, al primero con dos puñaladas, y a la segunda
dándole varios golpes en la cabeza con un palo. Se le ocupó un puñal y un
trabuco.
Parece que fue más sangriento con su padrastro que con su madre, ¿verdad?
¡Y menos mal que no le dió por usar el trabuco!
Unos años más tarde se produjo una riña que acabó mal. En El Liberal del
30 de mayo de 1892 se puede leer:
El
pueblo de Bubierca (Zaragoza) ha sido teatro de una sangrienta colisión entre
los vecinos del mismo, Antonio y Miguel Lozano, padre e hijo respectivamente, y
Gaspar Borque.
Este
último hallábase a las nueve de la noche del martes en una de las calles del
pueblo, cuando acertó a pasar por el mismo sitio el Antonio Lozano, parándose a
hablar con Borque. Surgió rápidamente una cuestión entre ambos, y sacando este
último un machete, infirió varios golpes al Lozano, en cuyo preciso momento
llegó su hijo, llamado Miguel, el cual tomó parte en la cuestión en defensa de
su padre, resultando el Borque gravemente herido por el mismo machete por él
esgrimido contra Antonio, de cuyas heridas falleció el miércoles a las cinco de
la madrugada.
El
padre y el hijo se hallan presos en Bubierca, a disposición del juzgado de
Ateca, que instruye el correspondiente sumario.
No citan el motivo de la disputa. Tuvo que ser algo gordo para llegar a
tan lamentable desenlace.
En la última pelea que traigo hoy si que se cita la razón que la produjo
y es un poco patética. En La Correspondencia de España del 5 de marzo de 1900 se
contó de la siguiente forma:
Por
cuestión de cinco céntimos que Bernardino Marina Latorre había ganado a las
cartas a Bernabé Monreal Bailón, ambos jóvenes de catorce y quince años de edad,
respectivamente, al encontrarse pasados unos días en la plaza de Pubierca, se
desafiaron cuchillos y navaja en mano, resultando de la lucha gravemente herido
Bernabé, y a consecuencia de la herida falleció al siguiente
día.
El
precoz criminal Bernardino Marina se haya confeso.
Habréis notado que he puesto "Pubierca". Es así como está escrito el
nombre de nuestro pueblo en la noticia. No me cabe la menor duda de que se trata
de nuestro pueblo porque los cuatro apellidos citados son o han sido usuales. De
hecho, el fallecido Bernabé tenía el mismo apellido que mi abuela paterna,
Monreal, todavía muy común hoy en día en Bubierca entre muchos lectores de esta
web como Pedro, Rosario, Toñin, Andrés y otros más a los que aprovecho para
mandar un saludo.
La moraleja de estas noticias podría ser que todo se puede resolver
hablando, que no dirimamos nuestras diferencias por la fuerza bruta como hacían
nuestros antepasados porque se acaba siempre
mal.