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Bubierca

Página no oficial de Rodolfo Lacal

Se nos sube la sangre a la cabeza
 
Actualizada el 9 de enero de 2012

 

Quien haya leído la página sobre "Los Aragoneses" sabrá a qué me refiero con el título que le he dado a ésta. A los bubiercanos, como buenos aragoneses que somos, nos hierve la sangre a poco que nos provoquen. Bien es cierto, sin embargo, que igual que "subimos como la espumita" — expresión que usa mi esposa (que es argentina) cuando me enfado —, bajamos igual de rápido y se nos pasan los malhumores rápido.

 

Ello no quiere decir que en ocasiones no se llegue a situaciones peligrosas y se generen peleas que, como veremos a continuación, pueden desembocar hasta en muertes violentas.

 

Las causas de esas peleas son variadas. Predominan, sin duda, los asuntos de amoríos, a los que me dedicaré en otras páginas. Hoy me centraré en aquellas peleas originadas por otras disputas.

 

La primera que traigo se publicó en El Liberal del 28 de diciembre de 1879 y es muy escueta:

 

Ha sido preso en Bubierca (Zaragoza) un vecino que dió de puñaladas a su padrastro y causó varias heridas a su propia madre.

 

Eso es todo. Por la fecha llegué a pensar que igual era una inocentada. Pero no. La misma noticia, algo mejor explicada, la encontré en el diario La Unión del 28 de diciembre de 1879:

 

La guardia civil del puesto de Alhama ha detenido a un vecino de Bubierca, que hirió a su padrastro y a su madre, al primero con dos puñaladas, y a la segunda dándole varios golpes en la cabeza con un palo. Se le ocupó un puñal y un trabuco.

 

Parece que fue más sangriento con su padrastro que con su madre, ¿verdad? ¡Y menos mal que no le dió por usar el trabuco!

 

Unos años más tarde se produjo una riña que acabó mal. En El Liberal del 30 de mayo de 1892 se puede leer:

 

El pueblo de Bubierca (Zaragoza) ha sido teatro de una sangrienta colisión entre los vecinos del mismo, Antonio y Miguel Lozano, padre e hijo respectivamente, y Gaspar Borque.

 

Este último hallábase a las nueve de la noche del martes en una de las calles del pueblo, cuando acertó a pasar por el mismo sitio el Antonio Lozano, parándose a hablar con Borque. Surgió rápidamente una cuestión entre ambos, y sacando este último un machete, infirió varios golpes al Lozano, en cuyo preciso momento llegó su hijo, llamado Miguel, el cual tomó parte en la cuestión en defensa de su padre, resultando el Borque gravemente herido por el mismo machete por él esgrimido contra Antonio, de cuyas heridas falleció el miércoles a las cinco de la madrugada.

 

El padre y el hijo se hallan presos en Bubierca, a disposición del juzgado de Ateca, que instruye el correspondiente sumario.

 

No citan el motivo de la disputa. Tuvo que ser algo gordo para llegar a tan lamentable desenlace.

 

En la última pelea que traigo hoy si que se cita la razón que la produjo y es un poco patética. En La Correspondencia de España del 5 de marzo de 1900 se contó de la siguiente forma:

 

Por cuestión de cinco céntimos que Bernardino Marina Latorre había ganado a las cartas a Bernabé Monreal Bailón, ambos jóvenes de catorce y quince años de edad, respectivamente, al encontrarse pasados unos días en la plaza de Pubierca, se desafiaron cuchillos y navaja en mano, resultando de la lucha gravemente herido Bernabé, y a consecuencia de la herida falleció al siguiente día.

 

El precoz criminal Bernardino Marina se haya confeso.

 

Habréis notado que he puesto "Pubierca". Es así como está escrito el nombre de nuestro pueblo en la noticia. No me cabe la menor duda de que se trata de nuestro pueblo porque los cuatro apellidos citados son o han sido usuales. De hecho, el fallecido Bernabé tenía el mismo apellido que mi abuela paterna, Monreal, todavía muy común hoy en día en Bubierca entre muchos lectores de esta web como Pedro, Rosario, Toñin, Andrés y otros más a los que aprovecho para mandar un saludo.

 

La moraleja de estas noticias podría ser que todo se puede resolver hablando, que no dirimamos nuestras diferencias por la fuerza bruta como hacían nuestros antepasados porque se acaba siempre mal.

 
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