Bubierca
Página no oficial de Rodolfo Lacal |
El tren no solo atropellaba personas ajenas al servicio que cruzaban la vía. Las penosas
condiciones en que aquellos ferroviarios trabajaban les sometían a riesgos que
en algunos casos llegaban a acabar con sus vidas.
Confieso que este es un tema por el que estoy muy sensibilizado porque mi abuelo materno era maquinista de la RENFE en la línea de Zaragoza a Ariza después de la guerra y se quedó casi
ciego al explotarle en la cara uno de los instrumentos de medición de presión del vapor en la cabina de la locomotora de carbón que conducía.
He encontrado tres ejemplos ocurridos en el primer tercio del siglo XX.
La
Correspondencia de España del 10 de agosto de 1915 informó a sus lectores de
lo siguiente:
Accidente
ferroviario
ZARAGOZA.
(Lunes, tarde.) Comunican de Ariza que dentro del túnel que hay entre las
estaciones de Areca y Bubierca se cayó a la vía el maquinista Ramón Navarro Soria.
La caída le ocasionó lesiones graves en la cabeza y la fractura de varias
costillas
Además ha sido preciso amputarle el brazo derecho.
Entre las estaciones de
Ateca y Bubierca hay más de un túnel. Hay cuatro. El primero, denominado túnel
de Ateca, antes de cruzar en puente el río Piedra (o Mesa, hay quien prefiere
decir que el Piedra es afluente de este y quien no). El segundo es el túnel de
La Toba, junto al túnel de la carretera. El tercero es el túnel de la Romera, ya
en término municipal de Bubierca. Y el último es el denominado túnel de
Bubierca, con mucho tino, porque es el que pasa bajo el mismo
pueblo.
La segunda noticia apareció de esta forma en La
Correspondencia de España del 2 de abril de 1916:
Lorenzo
Río Olías, de veinticinco años, ferroviario mecánico, que viajaba en un tren de
mercancías de la línea del Mediodía en un vagón batea, recibió un tremendo golpe
en el brazo izquierdo al pasar el tren por el puente de La
Machina.
El mecánico fue curado en el servicio sanitario de la estación. Presentaba la
fractura conminuta del húmero derecho, lesión que fue calificada de
grave.
Mucho hay que comentar y
aclarar de la anterior noticia. Empezaré por lo de vagón batea y así se
entenderá cómo pudo sacar el brazo y golpearse con el puente. Aprovecho para
ello de mi afición por los trenes eléctricos a escala. La foto siguiente muestra
dos vagones batea de mi colección. El más corto reproduce uno de los
ferrocarriles alemanes y el más largo reproduce un modelo norteamericano de la
compañía Michigan Central. Un vagón batea, pues, es
una plataforma con límites de baja altura (los que muestro son incluso de los
más altos). Resulta lógico pensar que el infortunado mecánico tenía el brazo
fuera del vagón al atravesar el puente.
Por cierto, el puente de
La Machina, ¿será que nuestro puente de La Machina es el único con ese nombre en
toda España? Además se dice en la noticia que lo curaron en el servicio
sanitario de la estación. ¿La estación de Bubierca tenía tales medios? Y otra
duda más, se golpea el brazo izquierdo y se fractura el húmero derecho ... Ah,
me olvidaba, fractura conminuta es
aquella que no es limpia, sino que el hueso se rompe en varios fragmentos o
esquirlas. Lo he buscado en internet, no creáis que lo sabía. Ese término no lo
había oído nunca.
Por suerte hubo otros
diarios que incluyeron una nota sobre el accidente en sus ediciones. El
Siglo Futuro del 2 de abril de 1916, bajo el título de "Del tren a la vía",
y El
Imparcial del 2 de abril de 1916, con titulo "Un obrero gravísimo",
escribían lo mismo:
En
el tren procedente de Zaragoza llegó anoche en gravísimo estado el mecánico
ajustador de la Compañía, Lorenzo del Río Olías, de veinticinco
años.
Inmediatamente
fue conducido al Gabinete sanitario, en donde se le apreció la fractura
conminuta de ambos antebrazos.
El juez de guardia del Hospicio, señor Oppelt, se personó en unión del secretario,
Sr. Taracena, y del oficial Sr. Ruiz, en el expresado
Gabinete.
El lesionado declaró que en el kilómetro 224 de la línea de Zaragoza, al pasar el
tren el puente denominado La Machina, sufrió un golpe con la armadura y cayó al
suelo.
Después de recibir asistencia facultativa pasó, en estado gravísimo, al
Hospital.
Ahora sí se aclaran las
preguntas que me hacía antes. Pobre hombre, con los dos brazos rotos desde
Bubierca hasta Madrid, con la de horas que debía tardar el tren en recorrer esos
224 kilómetros. Pero aun me queda la duda de qué pinta el juez del Hospicio en
todo esto.
Por último, la tercera noticia es del 1 de noviembre de 1930 y la trajo el ABC de este modo:
Guardabarrera destrozado por el tren
Zaragoza 31, 12 mañana. En el paso a nivel del pueblo de Bubierca, el tren expreso descendente de Madrid a Barcelona arrolló al guardabarrera Félix Pellicer Aristozalar, de cuarenta y cuatro años, destrozándolo.
Ese maldito paso a nivel, todavía existente hoy y tan peligroso.
Lo dicho, ¡en qué condiciones penosas trabajaban los ferroviarios!