Bubierca
Página no oficial de Rodolfo Lacal |
Sufrido
campo bubiercano. O mejor dicho, sufrido campo de la comarca de Calatayud. No
solo sus vegas sufren los daños de las avenidas del Jalón y sus afluentes, sino
que también soportan plagas varias. En El
Siglo Futuro del 10 de julio de 1879
decían: Leemos
en un periódico: «En
Bubierca ha aparecido también una plaga de larvas que asola (quiere decir asuela) los campos de
aquella comarca. El insecto, según se anuncia, no es susceptible de nueva
transformación; el color del gusano por la parte superior es encarnado en unos,
y verde claro en otros, degenerando en blanquecino por la inferior; el tamaño es
de dos centímetros próximamente, y tiene diez o doce remos o patas. Ataca a
todas las hortalizas, habiendo destruido casi por completo las vides, cuyos
racimos horada por el tronco. En
Morata de Giloca se ha presentado la oruga, notándose que, donde más mariposa
hubo, más orugas aparecen. En
Terrer también se encuentran invadidos los campos.» La
corrección de "asola" por "asuela" no es mía; viene así en la noticia. Lo
curioso es que en la actualidad la corrección sería al contrario dado que se ha
hecho común su uso, y eso que el corrector ortográfico sigue indicando que lo
correcto es decir asuela. También era
muy común encontrar en la prensa de la época escrito Giloca en vez de Jiloca
para referirse a ese río. La presencia
de orugas es recurrente en nuestros campos. Tan solo unos años después se relata
la presencia de otras en nuestras vides, tal como citaron muchos diarios, como
por ejemplo El
Día del 31 de julio de 1883, o El Siglo Futuro y El Diario de Avisos de
Madrid del 1 de agosto de 1883, que decían así: Dicen
de Bubierca (Zaragoza) que en algunos viñedos se ha presentado una plaga de
gusanos que ha producido seria alarma entre los viticultores. El tamaño máximo
de cada gusano es de cuatro centímetros de longitud por uno de diámetro, y su
forma la de la larva con seis pares de patas; roen las hojas de la vid que
empiezan a atacar por el boroz; hace su ascenso con gran velocidad al extremo o
vértice de los pámpanos, empezando por los tallos y hojas más tiernas, siguen en
carrera destructora en sentido descendente hasta pelar los sarmientos, no
dejando más que las venas. Hay
sarmiento que contiene hasta veinte gusanos, y los que menos ocho o
diez. La
plaga no ha invadido hasta la fecha más que algunos viñedos, y el medio empleado
para su exterminio es la cremación, a cuyo fin se ocupan algunas mujeres y niños
en recoger gusanos, que son luego quemados. El
señor alcalde de Bubierca ha dado conocimiento del hecho a la diputación
provincial, remitiéndole una colección de seis
gusanos. Noticia bien
documentada sobre la que no cabe comentar nada, excepto que no sé lo que es el
boroz. Sin embargo, me quedo a cuadros cuando leo en El
Siglo Futuro del 31 de julio de 1883, o sea, del día anterior al que acabo
de transcribir, y en La Correspondencia de España del 30 de julio de 1883, lo
siguiente: Zaragoza,
27.— Ha desaparecido la plaga de gusanos que se presentó en los viñedos de los
pueblos de Bubierca y Nuévalos, cesando, por consiguiente, los temores que
abrigaban sus vecinos de que se perdiera la próxima
cosecha. O sea que
los diarios informan primero de que ha acabado la plaga y al día siguiente
informan con todo detalle de que hay una plaga. Los lectores no debieron de
entender nada. Ya
transcurrido un tercio del siglo XX encuentro otro tipo de plaga. Leo en el
diario Luz
del 13 de julio de 1932: Plaga
de langosta en Villalengua El
alcalde de Villalengua ha dirigido al gobernador un telegrama pidiendo el apoyo
de las autoridades para remediar la gravísima situación creada al Ayuntamiento
por la plaga de la langosta. Pues bien, al año siguiente, la amenaza parece que persistía, tal como se
infiere de la noticia aparecida en El
Heraldo de Madrid del 15 de marzo de 1933 que rezaba
así: Zaragoza.—
En varios pueblos de la provincia, en las riberas de los ríos Jalón y Manubles,
han aparecido manchas de langosta recién nacida, y se teme que aparezcan focos
en otras zonas. Pero la
verdadera plaga, que acabó con las cosechas de todos los españoles, y los sumió
en la miseria, comenzó tres años después, un 18 de
julio...