Bubierca
Página no oficial de Rodolfo Lacal |
No
citaré
a Bubierca en esta entrega. Sin embargo, por su proximidad geográfica
y porque los hechos referidos se sintieron en nuestro pueblo, he elaborado esta
nota. La
Monarquía
siempre ha acudido en ayuda de los que sufren calamidades naturales. Acuden con
palabras de ánimo
y con aportaciones económicas.
Sobre el origen de estas últimas
habría
mucho que decir, pues al fin y al cabo la riqueza de los monarcas siempre ha
provenido de las aportaciones de sus súbditos. He
encontrado en La Epoca del 8 de febrero de 1911 la relación
de donaciones realizadas año
por año
por la reina Doña
Cristina. Algunas de tales ayudas se destinaron a apliar efectos de
catástrofes
naturales en nuestra comarca. Este es el texto publicado; es un poco largo, pero
vale la pena leerlo íntegramente
para poder entender algunas cosas:
LA
REINA DOÑA
CRISTINA Concesión
de la Gran Orden de Beneficencia La
Gaceta publica hoy el decreto firmado ayer por S. M. el Rey, concediendo la gran
cruz de la Orden civil de Beneficencia, con distintivo blanco, a S. M. la Reina
D.ª
Cristina. Cuantos
conocen el noble espi´ritu de caridad que anima a la augusta sen~ora, su bondad
inagotable y su amor a los desvalidos, estimara´n que la alta distincio´n
otorgada a la Reina D.ª
Cristina es una recompensa bien merecida. Con ello se realiza un verdadero acto
de justicia, que todos aplaudira´n. En
el preámbulo
del Real decreto se dice lo siguiente: «Los
actos constantes, en rigor no interrumpidos nunca, en que S. M. la Reina
D.ª
María
Cristina ha mostrado la generosidad inagotable de su espíritu,
remediando la desgracia allí
donde ha podido conocerla o presentirla, y alentando a la creación
y sostenimiento de instituciones benéficas,
son, sin duda alguna, el modelo que puede presentarse para los supuestos que
abarca el articulo 6º
del Real decreto ya citado, mereciendo, como tributo de justicia, la alta
recompensa que proclama la eficacia bienhechora de iniciativas que, desplegadas
desde la cumbre misma del Poder, han ejercido una acción
social benéfica,
desarrollando, encauzando y promoviendo otros impulsos que reflejaban el alto
ejemplo que desde el ejercicio augusto de la soberanía
se daba a toda la Nación. Considera
el ministro que suscribe que no se aviene a la índole
de los méritos
y de la recompensa, y más
aún,
que empequeñecen
la magnitud de la obra realizada, la enumeración
prolija, interminable, de donativos, suscripciones y dádivas,
que cuando han sido públicos
están
en conciencia de todos, y que cuando se han desenvuelto en la delicada
discreción,
que remedia, sin agraviar, el infortunio más
doloroso, no deben salir a la publicidad, alzando el velo que oculta los pudores
de muchas desgracias ignoradas.» ———— La
augusta madre del Rey ha demostrado su filantrópico
espíritu
no solo consagrando respetables sumas a aliviar las desgracias ocasionadas por
calamidades públicas
y por la guerra, y socorriendo desgracias particulares, cantidades que ascienden
a algunos millones de pesetas, sino prestando su cooperación
personal siempre que las circunstancias lo han exigido, confortando con su
presencia a enfermos y heridos, dando ejemplo de abnegación
a los encargados de asistirlos, y llevando a todas partes los consuelos de su
inagotable caridad. Como
ejemplo de ello pueden citarse las escenas acontecidas el día
en que se incendió
el Hospital militar, y en que hubo necesidad de transportar al Buen Suceso a
enfermos y moribundos; la asistencia prestada a los primeros repatriados que
llegaron a Madrid después
de la guerra de Cuba, admirablemente asistidos e instalados, merced a los
cuidados de la augusta señora,
que preparó
la instalación,
organizó
la asistencia con el auxilio de los médicos
y del escuadrón
de la Escolta Real, encargado de condimentar los alimentos, y hasta puso en
juego sus relaciones con el extranjero para proporcionar sueros,
aquí
desconocidos entonces, que dieron maravillosos resultados; las visitas que
constantemente e con gran solicitud hacía
a las salas de repatriados, prodigándoles
toda clase de consuelos, y acogiendo s muchos de ellos bajo su
protección
cuando los daban de alta; las comidas que viene repartiendo a los pobres hace
muchos años,
durante los meses del invierno: comidas que la augusta señora,
como es sabido, distribuye las más
de las veces por su propia mano. (El
artículo
sigue durante varios párrafos
más
alabando sus acciones, con el mismo lenguaje de peloteo. Tras ellos, se continua
con lo siguiente). Donativos
más
importantes concedidos por Su Majestad la Reina Dª
María
Cristina durante el periodo de la Regencia, excluyéndose
los donativos inferiores a 1.000 pesetas, que son numerosísimos,
y las sumas cuantiosas que anualmente han sido concedidas en concepto de
pensiones y limosnas: En
el año
1886.—
Donativo para remediar las desgracias producidas por el ciclón:
diez mil pesetas. Año
de 1887.—
Al Asilo de Inválidos
del Trabajo: veinte mil pesetas. Inundaciones en Mahón:
dos mil quinientas pesetas. Con
motivo del santo de S. M. el Rey, para desempeño
de ropas y máquinas
de coser en el Monte de Piedad: cinco mil pesetas. En
el mismo año,
por Pascua de Navidad, para desempeño
de ropas de abrigo pignoradas en los meses de Marzo y Abril del año
citado: nueve mil quinientas sesenta pesetas con stenta y tres céntimos.
Incendio del Teatro de Novedades: dos mil pesetas. Hundimiento ocurrido en la
iglesia de Santo Tomás
en el año
1888: cuatro mil pesetas. Incendio del Hospital y Asilo de Santa Cruz de
Tenerife: tres mil pesetas. Al Asilo de españoles
de Orán:
tres mil pesetas. Año
de 1889.—
Al Monte de Piedad, para desempeño
de las partidas de ropas más
próximas
a venderse, comenzando por las de menor importe y dedicando una tercera parte de
la cantidad concedida al de las máquinas
de coser que se hallaban en las mismas condiciones: diez mil pesetas. Para
socorro de los marineros que perecieron en el naufragio del crucero Destructor:
mil pesetas. Año
de 1890.—
Socorros con motivo de la epidemia del trancazo en Madrid: diez y ocho mil
ochocientas setenta y cinco pesetas. Incendio
de la Fábrica
de Tabacos de Madrid en el año
indicado: diez mil pesetas. Año
de 1891.—
Inundaciones de Consuegra y Almería:
sesenta mil seiscientas pesetas. Incendio de la calle de las Carolinas en
Madrid: mil pesetas. Idem en la Ribera de los Curtidores: nueve mil ochocientas
pesetas. Año
de 1892.—
Inundación
en Andalucía:
cien mil pesetas. Naufragio de la trainera Carril: mil pesetas. Incendio de un
puente en Tortosa: mil pesetas. Catástrofe
en Vinaroz: treinta y tres mil quinientas setenta y dos pesetas. Colegio de
Huérfanos
de Santiago: diez mil pesetas. Al alcalde de Malagón,
para las familias de los náufragos
de la lancha Torres: mil pesetas.
Naufragio de la escampavía
Guipuzcoana (San Sebastian): mil pesetas. Año
de 1893.—
Explosión
del Machicaco, enSantander: cincuenta
mil pesetas. Inundación
de Villacañas:
diez mil pesetas. A la Cruz Roja, con motivo de la guerra de Melilla: cinco mil
pesetas. Al gobernador civil de Madrid, con destino a la suscripción
iniciada para construir un Asilo de mendigos de Madrid: seis mil pesetas. Para
el establecimiento de Santa Clara, en Chipiona: diez mil pesetas. Año
de 1894.—
Importe y conducción
de 22.169 chorizos, distribuidos entre las tropas de Melilla con motivo de las
Pascuas de Navidad: cuatro mil ochocientas cincuenta y dos pesetas. Año
de 1984.—
Al ministro de la Guerra para adquisición
de armamentos Mauser: quince mil pesetas. Año
de 1895.—
Para reconstruir barcas de pesca naufragadas en Marzo (Tarifa): dos mil
quinientas pesetas. Inundaciones en Navarra: mil pesetas. Idem en Almaguer
(Toledo): mil pesetas. Explosión
en Palma de Mallorca: diez mil pesetas. Inundación
en Astigarraga: mil pesetas. Terremotos en Ateca: dos mil quinientas pesetas. A
las familias de los náufragos
del crucero Reina Regente: doce mil
doscientas treinta y dos pesetas. Varios donativos con motivo de la
campaña
de Cuba: catorce mil doscientas noventa y tres pesetas. An~o
1896.—Tormentas
en Ariza: diez mil pesetas. Inundaciones en Gran Canarias: mil pesetas. Idem en
Ja´tiba: dos mil pesetas. Socorros a las familias de las vi´ctimas del
sangriento suceso de la calle de Cambios Nuevos (Barcelona): diez mil pesetas.
Campan~a de Cuba (varios donativos): treinta y tres mil ochocientas cuatro
pesetas. An~o
de 1897.-Inundación
de Valencia: diez mil pesetas. Suscripcio´n nacional iniciada con el
fía
de aumentar plazas en el Colegio de Hue´rfanos de la guerra: cincuenta mil
pesetas. Año
de 1898.—
Siniestros en la mina de «Santa
Isabel de Balmes»
(Córdoba):
cinco mil pesetas. Inundación
en Cataluña:
diez mil pesetas. Función
patriótica
en el teatro Real: cincuenta mil pesetas. Función
patriótica
en la plaza de toros: diez mil pesetas. Encabezamiento de la
suscripción
nacional: quinientas mil pesetas. Desgracias en Quirós:
mil pesetas. Para un incendio en Barralcla (1899): cinco mil pesetas.
asociación
Matritense de Caridad: cinco mil pesetas. Asilo de Mendicidad de Zaragoza: dos
mil pesetas. Donativo de la familia Real al Tesoro Público
para acudir al remedio de las aflicciones: un millón
de pesetas. Año
de 1900.—
Incendio en Ataquinea (Valladolid): cinco mil pesetas. Naufragio de la lancha Regente en Vigo: dos mil pesetas.
Inundación
en Benavente (Zamora): mil pesetas. A los obreros españoles
que fueron a la Exposición
universal de Paris: seis mil setecientas ochenta y seis pesetas. Año
de 1901.—
Inundaciones de Giloca y Llobregat: cinco mil pesetas. A los pobres, con motivo
de la boda de S. A. R. La Princesa de Asturias: diez mil pesetas. Sanatorio para
tuberculosos pobres (doctor Moliner) con motivo del natalicio del Infante D.
Alfonso: veinte mil pesetas. Instituto Español
de Fototerapia (doctor Farinós):
diez mil pesetas. Año
de 1902.—
Al ministro de la Gobernación,
con destino al socorro de las desgracias ocurridas en la catástrofe
de Vilamasa: diez mil pesetas. Todas
estas cantidades hacen un total aproximado de dos millones doscientas treinta
mil cincuenta y nueve pesetas. La
elocuencia de esos datos basta por sí
para demostrar los sentimientos de caridad inagotable de S. M. la Reina
Dª
María
Cristina. Muy
largo artículo,
lo siento. Y eso que lo he cortado en un punto para hacerlo más
corto. Ahora bien, muy jugoso en muchos aspectos, que paso a
comentar. Comencemos
por lo más
próximo
a Bubierca. Se dice que en 1896, la Reina Regente donó
diez mil pesetas para atender, supongo, a los afectados por las tormentas en
Ariza. He buscado exhaustivamente en los diarios de la época
alguna referencia a esas tormentas y he encontrado mucho material sobre
tormentas en la zona, pero nunca se cita a Ariza. Como ejemplo, traigo varias
noticias a continuación. En
El Pais del 26 de junio de 1896 se lee: LAS
TORMENTAS En
Zaragoza.—
Desgracias.—
Pérdidas Zaragoza
24 (9 noche).—
Han descargado fuertes tormentas, acompañadas
de truenos y rayos, en toda esta región,que
han causado destrozos de consideración
y pérdidas
de vidas. Los
campos han quedado arrasados, pereciendo gran número
de animales domésticos. Solo
en Tarazona han caído
seis exhalaciones, que produjeron la muerte a dos infelices
mujeres. En
el término
de Cariñena
ha quedado destruido todo el viñedo. En
esta ciudad ha llovido muy copiosamente, cayendo igualmente varias exhalaciones,
sin que afortunadamente causara daños
de consideración. Las
pérdidas
ocasionadas ascienden a muchos miles de duros, y gran número
de familias han quedado arruinadas.—
Ferrer También
en La Dinastía
del 27 de junio de 1896 se leía: Cosechas
perdidas Madrid,
26, 9'30 mañana.—
Se reciben de Zaragoza nuevos datos referentes a los destrozos causados por la
tormenta de ayer en varios pueblos de aquella provincia. Principalmente
en Garrapinillos, Maluenda, Ateca y otros pueblos, los daños
causados son considerables, y las cosechas pueden darse por perdidas en
absoluto. Con
este motivo, la desolación
en el campo de Cariñena
es indescriptible. En
otro diario de la época,
en concreto en El Liberal del 25 de junio de 1896 se decía
lo mismo que en El Pais añadiendo
el detalle de que las pérdidas
se valoraban en 70.000 duros. Pero en ninguno se dice que las tormentas hubieran
afectado en mayor medida a la localidad de Ariza como para ser la única
destinataria de la donación
de la Reina. Pasando
a otra de las donaciones, la citada en el año
1895 para atender "los terremotos de Ateca" me ha tenido muchos días
ocupado sin resultado alguno. No he encontrado evidencia alguna de que se
produjera un terremoto en esas fechas —ni
en otras—
en Ateca. He llegado a la conclusión
de que se trata de un error del artículo
y que en realidad la donación
iba destinada a dicha localidad vecina para paliar los efectos de las
gravísimas
inundaciones que se produjeron ese año
y que describo en mi sección
sobre las avenidas del río
Jalón. Y
ya sobre la noticia en general, y sobre algunas curiosas donaciones, me
gustaría
resaltar lo siguiente (acepto comentarios para añadir
a la lista): -
¿Es
una obra de beneficencia comprar fusiles Mauser para el Ministerio de la Guerra?
Y nada menos que quince mil pesetas, seis veces más
que lo donado a Ateca. -
Y a los obreros que trabajaron en la Expo de París,
¿que
les da? ¿Una
propina? -
Encima dicen que el total rebasa los dos millones. Si, pero un millón
entero fue al Tesoro Público,
no se dice muy buen para qué. -
¿Y
que os parece la donación
de chorizos a los militares destinados a Melilla? Nada más
y nada menos que más
de 22.000 chorizos. ¿A
qué
obedeció?
A mi me huele, aparte de a chorizo, je, je, a un intento de
exaltación
de la españolidad
de Melilla entregando a los militares que la defendían
un producto vetado por la religión
musulmana. -
No sé
qué
decir sobre la epidemia de "trancazo" de Madrid. Igual a partir de
ahí
se generó
la expresión
"¡Vaya
trancazo que llevo!" cuando se está
con gripe. -
Como siempre, he aprendido el significado de algunas palabras que
desconocía.
Por ejemplo, la palabra "pignorado", que significa empeñado.