Bubierca
Página no oficial de Rodolfo Lacal |
Viajaba la reina Victoria Eugenia en tren entre Madrid y Zaragoza. Al paso de su comitiva por cada pueblo o casilla a lo largo del trayecto, la reina saludaba desde su vagón sacando su cabeza y brazos para corresponder las manifestaciones de adhesión de los lugareños.
Unos días después, Benito Chueca Urgel, operario de vías y obras de la MZA destinado en una casilla entre Ariza y Calatayud —quizás Bubierca—, mientras inspeccionaba la vía desde el cangrejo que manejaba, encontró a un lado de la línea férrea un aro metálico que le llamó la atención por su brillo. Cuando regresó a casa se lo dio a su hijo menor para que se entretuviera con él.
No pasó mucho tiempo sin que llegase a manos de Benito una circular de la compañía en la que se informaba a los empleados de que la reina, durante su viaje, había perdido un valioso brazalete. Se solicitaba a los empleados que pudieran saber de tal hecho lo informasen a sus superiores. Cuando Benito leyó la circular se dijo: "¡como no sea el aro que le di a mi hijo!". No tardó en reportarlo a su jefe.
Él mismo fue el encargado de llevarlo a palacio junto con sus jefes; en eso la MZA tuvo un buen detalle. En palacio le preguntaron qué quería a cambio y él pidió que lo ascendiesen a capataz de vía y obras. Así dieron órdenes. Además le entregaron un pergamino con lacre rojo de palacio con el que se le permitía el paso a palacio siempre que quisiera.
La familia de Benito guardó ese pergamino como un recuerdo familiar hasta que al estallar la guerra civil, por miedo a ser acusadas de monárquicas, las Chueca descendientes de Benito decidieron destruirlo.
Benito Chueca Urgel era mi bisabuelo, padre de mi abuela materna. Esta historia se la he oído contar muchas veces a mi madre y no quiero dejar que pase el tiempo sin que quede registrada para el recuerdo.