Bubierca
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Tras la
serie de catastróficas avenidas del año 1880 no es extraño que el Jalón diese
miedo y que al mínimo atisbo de crecida saltasen todas las alarmas. Así es como
en La Correspondencia de España y en La
Iberia del 24 de febrero de 1881 se incluían los dos siguientes
telegramas:
Anoche
se recibió en el Ministerio de la Gobernación el siguiente
telegrama:
Zaragoza,
23, 7 t.—El gobernador al ministro de la Gobernación: «El alcalde de Calatayud,
en telegrama de las 5 y 30 de la tarde de hoy me dice: Río Jalón crece; sus
aguas se elevan metro y medio sobre su nivel ordinario; es de temerse aumente la
crecida. He ordenado se adopten medidas convenientes para evitar desgracias.
Daré cuenta a V. E. de cuanto ocurra.»
Zaragoza,
11,35 n.—El gobernador al ministro de la Gobernación: «El alcalde de Calatayud
me dice: se inicia el descenso de las aguas del río Jalón; se han dictado las
medidas convenientes.»
Aunque
también fue noticia lo inverso, es decir, la falta de agua en el río. Así, El
Siglo Futuro del 30 de agosto de 1883
publicó:
El
río Jalón ha aumentado estos días su caudal en cantidad suficiente para que los
labradores puedan dar algún riego a las cosechas de legumbres y hortalizas
agostadas por el calor y sequía.
El Jalón
siguió haciendo de las suyas. En el caso del que se hicieron eco un gran número
de diarios, entre ellos El
Día del 31 de marzo de 1884, la zona afectada fue su curso
bajo:
Anoche
se recibió un telegrama del alcalde de Plasencia (Zaragoza), participando que a
consecuencia de la crecida del río Jalón, están inundadas las huertas de dicho
pueblo y l de Bardallur, habiéndose llevado las aguas el puente de Urrea y
corriendo peligro el de Plasencia, por faltar solo un metro para que las aguas
pasen por encima del mismo.
No
se tenía noticia de haber ocurrido desgracias personales.
Y un nuevo
susto, o más que susto, en 1886. Lo contó primero El
Liberal del 15 de mayo de 1886 de la siguiente
forma:
La
tormenta del 12 empezó en Calatayud cerca de las ocho de la noche. Llovió
copiosamente primero, granizó después por espacio de diez minutos y volvió a
llover, durando la tempestad hasta la madrugada. Se ignoran todavía los daños
causados en el campo. Lo que más ha padecido son los cáñamos y las cebadas. En
el túnel núm. 2 cayó una chispa; otra en Bubierca. Donde la tormenta tomó
caracteres extraordinariamente alarmantes y causó más estragos fue en Arcos. El
río Jalón llevaba gran crecida por Calatayud, y arrastraba muchos trozos de
árboles, objetos y animales domésticos.
No sé a que
se refieren al hablar del túnel núm. 2. Por otro lado, esas chispas sabemos que
suelen causar incendios en nuestro monte.
También La
Epoca del 16 de mayo hablo de la crecida en estos
términos:
Por
la parte de Aragón, el Diario de Avisos
de Zaragoza habla de las avenidas del Ebro y del Gállego, y de la fuerte
tormenta que descargó en Tudela; más La
Comarca y el Diario de Calatayud
describen la tempestad que en la noche del 12 descargó sobre aquella población y
sus campos, y de los perjuicios que el granizo, como huevos de paloma, ocasionó
en la vega. En Buburia cayó una chispa eléctrica, y en Arcos, que sufrió lo más
fuerte de la tormenta, han quedado desolados los campos de cáñamos y cebadas. El
río Jalón tuvo una crecida extraordinaria, inundando las vegas de los pueblos
ribereños.
Está claro
que el tal Buburia es Bubierca.
Para
concluir la reseña de esos años posteriores a las crecidas de 1880, otra alarma
del río. Esta publicada en La
Correspondencia de España del 5 de agosto de
1887:
Nos
comunican de Alhama de Aragón, que el río Jalón llevó anteayer tal crecida, que
los bañistas se alarmaron ante el temor de que se inundara el
establecimiento.
Y después
llegó la de 1888 que, por su magnitud, merece ser contada en un nuevo episodio
de esta serie.