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Bubierca

Página no oficial de Rodolfo Lacal

Y llegó la gran riada de 1888
 
Actualizada el 9 de marzo de 2012

 

Cuando aún no se les había ido el miedo del cuerpo a los ribereños del Jalón a causa de las riadas de 1880, las cosas se volvieron a poner feas en 1888. Además, en el caso de Bubierca esta vez las inundaciones coincidieron con las fechas en las que se suele ir de romería a la ermita de Santa Quitéria, fiesta que supongo se pasó con gran amargura en ese año.

 

Las primeras noticias de lo que estaba ocurriendo las trajo La Iberia del 25 de mayo de 1888:

 

A causa del desbordamiento del río Jalón, la línea férrea de Madrid a Zaragoza quedó anoche cortada en la estación de Alhama.

 

En Ateca también el fuerte temporal ha inundado la vega que ha quedado asolada con cascajo y arena.

 

Se han hundido algunas casas y otras amenazan ruina; las calles están cubiertas de lodo, haciéndose difícil su limpieza.

 

El alcalde ha pedido socorros

 

Si los trenes están parados en Alhama o en Ateca quiere decir que la vía en el término municipal de Bubierca está cubierta por el agua, o que parte de ella se la ha llevado el agua.

 

Ya al día siguiente la mayoría de diarios hablaban de las inundaciones. Incluían numerosas noticias basadas en los telegramas oficiales recibidos y en los datos que proporcionaba la compañía ferroviaria. Por ejemplo, El Día del 26 de mayo de 1888 decía todo esto:

 

El tren que llegó anoche a la estación de Guadalajara recibió orden de volver a Madrid con viajeros de aquella ciudad y de otras poblaciones que esperaban el tren de Zaragoza, que por efecto del temporal no pudo llegar. Los trenes se hallaban detenidos en Ariza, Ateca y Calatayud, y el río Jalón seguía desbordado, causando grandes destrozos.

*****

—De Zaragoza telegrafiaron anoche a las diez y cincuenta minutos que en Alhama la tormenta hizo subir cinco metros sobre su nivel ordinario las aguas del río Jalón, a cuya altura permanecieron por espacio de ocho horas.

 

La crecida ha producido daños incalculables.

 

La Guardia civil ha auxiliado al vecindario.

 

El tren no llega más que hasta Morata, y no llegará a Ateca lo menos hasta el próximo domingo.

 

—De Guadalajara dicen que la línea está cortada por seis puntos entre las estaciones de Ariza y Bubierca, a consecuencia del desbordamiento del Jalón.

 

—Se han recibido los siguientes telegramas de Zaragoza:

 

«Una gran tormenta ha ocasionado el desbordamiento del río Jalón, inundando la vega de Cetina, Bubierca y demás términos municipales que la constituyen, incluso el pueblo de Alhama, cuyo jefe de la Guardia civil dice no hay desgracias personales.

 

De Arcos salió tren socorro a las siete y cincuenta.

 

Se telegrafía a todos los alcaldes y fuerza de la Guardia civil, encargándoles precauciones y auxilios desde donde sean necesarios para evitar desgracias personales, ya que los daños son de consideración.

 

Saldrá el gobernador si es necesario.

 

A fin de dar salida a las aguas que han obstruido la carretera del Estado con motivo de la inundación y para la reparación de los desperfectos, se ha dispuesto que salgan en el primer tren para Ricla y Ateca el ingeniero D. Vicente Casca y el ayudante Sr. Lopez Altaoja.»

*****

—Nos escriben ayer de Ariza:

 

«El tren núm. 42 descendente, que salió de Madrid ayer a las siete de la mañana, ha retrocedido del kilometro núm. 211 a esta estación por estar la vía cortada por las aguas en los kilómetros 211, 212 y 213, llegando aquí a las 6,59, y se halla detenido, a las doce de hoy que escribo la presente. El tren número 46 descendente se halla igualmente detenido desde las dos de la mañana, habiéndose unido ambos en ésta en espera de que esté la vía libre para marchar; y según noticias, tendrán que hacer aún transbordo en el kilómetro 223, donde es mayor la avería en la vía. Desde las primeras horas de la mañana ha acudido el pueblo de Ariza con comestibles para los viajeros, siendo digno de aplauso que el señor alcalde D. José María Palacios y D. Manuel Caheriza hayan acudido para evitar que los vendedores de todas las clases, exigiesen precios más altos que los que rigen en el pueblo.

 

Los empleados de la estación, incluso el jefe, han atendido a los viajeros en cuanto han necesitado.–F. R.»

 

¿Y dónde quedaba, casualmente, en aquellos años el kilómetro 223 de la línea? Pues si, donde todos los bubiercanos estamos pensando: en el término de Bubierca, en concreto entre Valdelloso y el túnel del Portillejo. Sobre ese tramo hablaré también algún otro día pues se trata de otra corrección del cauce del río, no tan evidente como la de los chorros, hecha durante la construcción del ferrocarril.

 

Quiero reseñar de la noticia anterior la gran nobleza de la gente de nuestra tierra, encarnada por el alcalde de Ariza preocupándose de que los vendedores ambulantes no hicieran su agosto a costa de los pobres viajeros de los trenes parados por largas horas en la estación. No es algo común en otras tierras del mundo y sé bien lo que digo porque he conocido muchos otros lugares de nuestro planeta.

Resulta llamativo también que las noticias anteriores centran su atención sobre los retrasos del ferrocarril y los daños de la vía, hablando sólo de soslayo de los daños causados a la huerta y poblaciones. Lo achaco a que no tuvieron forma de obtener noticias por otro cauce que no fuera el ferroviario. Y así lo creo al leer algunos diarios que citan noticias publicadas en los periódicos aragoneses, proporcionando más detalles, como los publicados por La Iberia del 26 de mayo de 1888:

 

En los periódicos de Zaragoza llegados hoy a Madrid, hallamos los siguientes detalles acerca del desbordamiento del río Jalón.

 

La comarca más rica y fértil de Aragón se halla convertida en un mar.

 

Las vegas de Cetina, Ateca, Calatayud, Bubierca y demás términos hasta Alhama, están inundadas. Las aguas han arrastrado los sembrados y gran parte del arbolado, destruyendo del todo las cosechas.

 

En Ateca el agua ha inundado toda la villa, subiendo más de un metro en la parte alta del pueblo. El barrio de San Martín, que tiene más de 1.000 habitantes, ha quedado incomunicado con los demás a consecuencia del hundimiento del puente de Santa Lucía, que ha sido arrastrado por la impetuosa corriente del río.

 

En Bubierca las pérdidas son inmensas, pues la mayor parte de los árboles han sido arrancados de cuajo y completamente anegado todo el término.

 

En Cetina la vega ha sido arrasada, los sembrados han desaparecido, y árboles y vides en gran número flotan en la corriente.

 

De la Cañada no son menos desconsoladoras las noticias que se reciben. El río Ribota se ha desbordado, inundando la vega y temiéndose que deje memorables recuerdos en Campiel.

 

Sin embargo, posteriormente se ha iniciado un descenso considerable, que ayer a última hora continuaba todavía.

 

En Calatayud, los destrozos causados son de mucha importancia, tanto en la huerta como en los edificios. En el vecindario reina el mayor pánico, a pesar de que las aguas han comenzado a descender bastante.

 

Lo mismo aquí que en los demás puntos se han adoptado todo género de medidas para evitar desgracias personales, y hasta ahora, afortunadamente, no se sabe que haya ocurrido ninguna.

 

El gobernador civil de la provincia, Sr. Montes, ha telegrafiado a los alcaldes de los pueblos víctimas de la inundación, para que levanten el ánimo de los habitantes, acudiendo al auxilio de los mismos con todos los recursos que proporcionen los presupuestos locales, y encargando que se formen presupuestos extraordinarios en el caso de que aquellos fueran insuficientes.

 

En los primeros momentos pensó salir para los pueblos inundados, pero después ha desistido por creer que su presencia será más útil en la capital para seguir el curso de los sucesos y servir de intermediario entre los pueblos inundados y el Gobierno.

 

Ayer se reunió en Zaragoza, bajo su presidencia, la comisión provincial, acordando acudir en auxilio de los pueblos inundados con las cantidades posibles del fondo de calamidades.

 

También se resolvió que una comisión de diputados saliera para los pueblos ribereños del Jalón, con objeto de examinar el estado en que han quedado, y proponer las medidas conducentes, así como los socorros con que hayan de remediarse, hasta donde sea posible, los estragos ocasionados por la avenida.

 

Largo, pero jugoso texto. En primer lugar, los árboles arrancados de cuajo, que nadie se engañe, no son sólo los de la orilla del cauce del río, varios metros bajo la vega. Los árboles arrancados son también frutales de la vega.

 

Merece comentario la actitud del gobernador. Resulta que pide a los alcaldes que levanten el ánimo de los habitantes. ¡Que gran consejo! Seguro que se quedó calvo detrás de las orejas. Después va y les pide que atiendan a las necesidades de los afectados ¡con los presupuestos locales! Bien es cierto, sin embargo, que más tarde les pide que elaboren presupuestos extraordinarios, por lo que era de esperar que liberase recursos adicionales del tal fondo de calamidades. Y ya por último coge y decide que no va a visitar las zonas afectadas, que considera mejor quedarse en Zaragoza porque así será de mayor utilidad. No puedo remediar hacer referencia a un personaje de nuestros días de actitud parecida. Es un dueño de un club de fútbol de Zaragoza que no va a ver los partidos que el equipo juega en casa porque dice que así es más útil. Cualquier lector entenderá a quien me refiero.

 

Pero volvamos a los presupuestos extraordinarios y al fondo de calamidades. Resulta que en El Día del 27 de mayo de 1888 se dice lo siguiente:

 

Los senadores y diputados aragoneses visitaron ayer al señor ministro de la Gobernación con objeto de solicitar recursos para atender a las desgracias ocasionadas por la crecida del río Jalón.

 

Para concederlos, el Sr. Albareda pedirá una transferencia de crédito, por haberse agotado el de calamidades públicas.

 

Uy, uy, uy, el gobernador ya me tiene escamado. O sea que pide el día anterior a los alcaldes que valoren daños para cubrirlos con el fondo de calamidades, y es obvio que ya sabía que ese fondo estaba agotado, como dice la noticia anterior, del día siguiente.

 

En otra página del mismo diario aparece otra triste noticia relacionada con las inundaciones:

 

Al verificar anteayer un transbordo cerca de Ariza con motivo de la crecida del Jalón, falleció el viajero D. José María Sagasta, a causa de una enfermedad que padecía. Su familia y la Guardia civil le condujeron a Bubierca.

 

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