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Bubierca

Página no oficial de Rodolfo Lacal

MI REGRESO A BUBIERCA, AQUELLA TARDE DEL VERANO DE 2013

por Pedro Marquina
 
Actualizada el 12 de noviembre de 2013


A veces me cuesta sacar de dentro mis emociones, y más expresarlas por escrito. Hoy tengo ese día propicio para ello. Así que os envío estas breves notas, donde expreso esas emociones vividas, aquella tarde del verano de 2013 en el que regresé a Bubierca, tras 39 años de ausencia. Si bien es cierto, que antes (el año siguiente a nuestra marcha a Bilbao en aquel verano de 1974), volvimos mi hermano Luis y yo, a pasar unas horas en Bubierca; de tren a tren. De esto, se acuerda bien Luisito Borque. (Disculpar el uso que hago de los diminutivos. Expreso los recuerdos de mi infancia que están en mi memoria. Todos ellos, lo son con respeto y cariño para todos).

Llegué a Bubierca, acompañado de mi familia, a la hora de la siesta. Dejamos el coche junto a la boca del túnel de la calle Bajera, y nos pusimos a andar hacia las antiguas escuelas. No encontramos a nadie hasta el Hortal. Allí le dimos las buenas tardes a una persona que resultó, (mas tarde), ser Manolete; pero dudé en ese momento de su identidad.

A continuación vimos la escuela, el rio Jalón con su puente, la era donde jugábamos al balón, los nidos de aviones y golondrinas en las cornisas de los tejados.... En cada paso que dábamos, mi memoria me traía múltiples recuerdos de mi niñez. Pero me embargaba también la preocupación de encontrarme un pueblo prácticamente desierto, y sin personas entrañables con las que compartir estos momentos.

Regresando del río, (en las escuelas) nos encontramos con un pastor y su ganado de ovejas, al que saludamos y al que lamentablemente no reconocí. Más tarde me dijeron que este pastor es Miguelín de los Chelos, al que me hubiera gustado darle un fuerte abrazo.

Cuando ya casi había perdido la esperanza de encontrar a alguna persona conocida. En la curva del Hortal, nos encontramos con José Antonio Lacal y su esposa. En este momento, la enorme sorpresa sí que me llegó dentro. Después vinieron muchas más, al compartir con tantos conocidos esta tarde de recuerdos y emociones.

José Antonio y yo nos dimos un entrañable abrazo, y nos presentamos mutuamente a nuestras familias. Su esposa llamó a Pili Borque, y mientras tanto seguimos recorriendo el pueblo nosotros solos. José Antonio y esposa tenían que realizar asuntos propios, previos a su compromiso de abrir puntualmente, a las 5 de la tarde, el local social / bar.

Vi con tristeza, como ya no existe la casa del Tío Pato, donde pasé unos cuantos ratos agradables en su compañía. Continuamos sin encontrar a nadie hasta la subida a la ermita, donde unos amables franceses que allí habitan, nos hicieron fotos y compartieron una amable charla con nosotros. Visitamos el Ayuntamiento, mi primera vivienda en Bubierca (junto a la de los Ortego Yubero), y nos dirigimos al local social / bar, donde nos esperaba José Antonio y esposa, con un agradable tente en pié.

Unos minutos más tarde llegó Pili Borque, y siguieron las emociones fuertes. Muy amablemente nos acompañó a recorrer nuevamente el pueblo. Ahora sí, ya empezamos a ver mucha más gente; algunos conocidos y otros desconocidos para mí. El tiempo pasa, y las nuevas generaciones y los nuevos habitantes, son desconocidos para mí. Y porque no decirlo, los años transcurridos, hicieron que no fuera capaz de reconocer a algunos de los entrañables bubiercanos con los que pasé aquellos inolvidables años de mi niñez; a los que pido disculpas por ello. Todo ello, a pesar de que Pili Borque me hizo realizar un fuerte ejercicio de memoria y fisonomía de todo el mundo.

Está visto que la siesta y / o el trabajo había terminado a esas horas para los bubiercanos.

Así pues, poco a poco nos encontramos con Luisito Borque, quién muy amablemente compartió con nosotros estos momentos, junto con Pepe, el marido de Pili. Muy amena y emocionante fue nuestra charla con Marieta, y con Angelito Muñoz. Antes saludamos a Marta y su marido, a Manolete (ahora sí que me pareció que era él), Isidro, Pepito Molina, Pepín Moros, los Elipe, Bailón.....

Pero, aún estaba por llegar “el todo Bubierca”, que nos encontramos en el local social / bar, y en su magnífica terraza, que estaba a rebosar. Allí me reencontré con Adela – con la que charlé animadamente de tiempos pasados -, con Lola, Cubero (el Alcalde), Pedro José. Y me presentaron y saludé a la hermana de Santi, al vasco Ezquerra, a la mujer de Víctor, y otros que no conocía. En fin, me encontré tan a gusto y emocionado, que parecía que el tiempo se había detenido en aquel verano de 1974.

De esta tarde, - además de todos estos recuerdos imborrables -, guardo unas cuantas fotos de diferentes lugares que harán más presentes mis recuerdos de Bubierca y sus gentes.





En una tarde, es difícil ver a más personas – con las que me hubiera gustado compartir estos momentos – y, visitar más lugares de nuestro pueblo. Algún día después, visité a Octavín en su mesón en Calatayud. Fue como encontrarme con mi hermano mayor, tras muchos años sin vernos.

Me hubiera gustado saludar a Rodolfo Lacal, aunque no nos conocemos de aquellos años de infancia. Pero que gracias a su web, ha sido posible expresar por escrito, algunos recuerdos de mi niñez en Bubierca. Otra vez será.

En fin, ha llegado el momento de dar las gracias a todos por pasar conmigo y con mi familia esta agradable tarde del verano 2013. Ellos (ahora que conocen Bubierca) saben un poco más de mí, y espero que comprendan mejor como soy. Bubierca y sus gentes han influido en ello.

Aprovecharé las nuevas tecnologías y las redes sociales, (ya veo que estáis a la última en Bubierca) para estar cada día más cerca de de vosotros.

Hasta pronto.

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