Bubierca
Página no oficial de Rodolfo Lacal |
Hasta ahora siempre asocié la palabra trajinero a un local, medio bar, medio discoteca para parejas, que había en Zaragoza en los años ochenta que así se llamaba. Supongo que el nombre estaba más relacionado con el "trajín" (je, je) que las parejas tenían en dicho lugar que con su verdadero significado.
Resulta que un trajinero, en castellano antiguo, significa persona que comercia con mercancías. En otras palabras, lo que hoy en día denominamos como transportista.
Pues bien, a finales del siglo XV, con los reyes de Aragón y Castilla ya casados, es decir, en la época de los Reyes Católicos, existía un fluido comercio entre los reinos de Aragón y Castilla. Ambos reinos se aprovecharon de ello para poner altos aranceles a la importación de mercancías y así tener una jugosa recaudación. Bubierca, por estar cercano a "la raya", como se le decía a la zona de frontera entre ambos reinos, no era ajeno a esa actividad. Y claro, había trajineros especializados en realizar ese comercio evadiendo, cuando era posible, el pago de los impuestos.
Leo lo siguiente en "La imprenta de los incunables de Zaragoza y el comercio internacional del libro a finales del siglo XV", obra de Miguel Angel Pallarés Jiménez:
"Las últimas décadas del siglo XV, lejanos ya los últimos enfrentamientos bélicos entre los dos grandes reinos hispanos, fueron de fluidez comercial a ambos lados de la raya, a pesar de que la reglamentación estaba orientada a conseguir ingresos gravando esta actividad; era habitual el paso de mercaderes aragoneses —con productos de oriente, tejidos, etc.— por señoríos fronterizos como el de Almazán, que contaba con privilegios comerciales y donde era más fácil la evasión fiscal. Los municipios colindantes también se aprovecharon de la situación, como el de Tarazona, donde se establecieron botigas de redistribución en las que se abastecían los mercaderes castellanos de los alrededores de Soria; todo esto en la ruta aragonesa hacia las ferias de Medina.
Arrieros de las faldas del Moncayo y de los terrenos que rodean al Jalón y al Jiloca estarían especializados en cruzar la frontera. Por ejemplo los trajineros Juan Orozco, vecino de Añón; Pascual Castillo, de Villafranca del Campo; Juan Alonso, vecino de Bubierca; y Miguel Benito, de Almazul (actual provincia de Soria); se comprometían con Pedro Bolas en Zaragoza a transportar en septiembre de 1496, siete cargas de mercancías a la villa de Medina en quince días, por 530 maravedíes la carga.
Dos cargas eran de incienso y otras dos de casiafístola, y la misma cantidad de sena (tanto ésta como la anterior, plantas purgantes); media carga de mostaza (senaba) y piedra tosca (fue barreada la palabra: brasil), y la otra media de palos de incienso y sal amoniacal"
Buen negocio parece que tenía nuestro paisano Juan Alonso hace cuatrocientos años, ¿verdad?